«Dead Man Walking» (1995) fue la segunda película que tuvo al actor Tim Robbins en el rol de director, aunque en esta ocasión no actuaba en el film. Recordemos que su primer trabajo de dirección fue en el film «Bob Roberts» en donde además de escribir y dirigir, protagonizó el film.
«Dead Man Walking» fue un auténtico reto para Robbins, ya que pretendía lograr una profunda reflexión sobre las implicaciones morales que trae la pena capital:
«Es fácil matar a un monstro, pero es duro matar a un humano» recuerda una de las líneas más poderosas que resumen el concepto del film.
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